Tengo roto el corazón. Adiós Dorothee Rago

En el Santuario arqueológico de Pachacamac. Día de dar gracias a la Mama Pacha

En el MNAAHP inauguración de su exposición de la cual fui curadora. 

En ese tiempo nos hicimos más amigas trabajando juntas en este proyecto  durante más de un año.

Tengo roto el corazón. 

Ha partido repentinamente una amiga muy querida: DOROTHEE RAGO. 

Fue artista, ilustradora arqueológica, investigadora, autora de libros e integrante de Pintoras Perú. Recorrió el mundo casi al estilo de Indiana Jones buscando huellas de grandes culturas. Mujer audaz y guerrera. Luchaba contra cualquier obstáculo sin temor para alcanzar sus metas, y a la vez fue poseedora de un noble y generoso corazón.

Dorothee llegó al Perú y se enamoró. El Perú tiene mucho que agradecerle. Ella me enseñó a amarlo un poco más y me demostró que podía hacer mucho más por mi país. Mirar al Perú a través de los ojos de Dorothee era maravillarse con su historia, sus culturas precolombinas, su riqueza natural, y hasta reconocer como una gran virtud la calidez de nuestra propia gente. 

Su rostro se iluminaba y afloraba una gran sonrisa cuando observaba embelesada cada línea, cada color de la iconografía de una pequeña bolsa tejida por manos peruanas hace 18 siglos. Su obra de muchos años puso en valor los fabulosos diseños Chiribaya, Moche y Moche-Wari. 

Dorothee se entregaba totalmente en cada proyecto, en cada investigación, y con ese mismo ímpetu y exigencia planificaba hasta el mínimo detalle cuando recibía a sus amigos en casa, donde predominaba la alegría y espontaneidad de los artistas entre los cuales ella se sentía tan identificada. 

Dorothee buscó incansablemente al ilustrador del Dr. Julio C. Tello y luego de dos años lo encontró. Era Pedro Rojas Ponce un viejecito que vivía solo. Ella iluminó los últimos años de Pedro Rojas. Una vez por semana lo buscaba para almorzar juntos, impulsó una exposición sobre su obra, escribió un libro y la prensa recordó a este personaje olvidado que ya sobrepasaba los 90 años. Dorothee adoraba conversar con él y con gran deleite me contaba su fascinación cuando se enfrascaban en largas conversaciones. 

Cuando enfermó y ya no pudo caminar Pedro Rojas, Dorothee se convirtió en su protectora y así por un tiempo largo hasta que él murió. No lo hizo un peruano, no lo hizo el Estado, sino esta dama alemana que amaba al Perú. 

Ella descubrió a Pedro Rojas, y lo llegó a querer como quiere una hija a un padre a este personaje de nuestra historia arqueológica; cuando me contó esta historia las lágrimas que asomaban por sus ojos me lo dijeron. Ella supo valorar a este hombre pequeño de estatura, pero que tenía en su memoria grandes hechos históricos, un protagonista de los más importantes descubrimientos. 

Dorothee luchó y se enfrentó contra todo obstáculo y con el apoyo de un amigo incondicional como Pedro Pablo Alayza cuando logró que Pedro Rojas Ponce tenga como última morada el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia, al lado de la tumba del Dr. Julio C. Tello. 

Dorothee, gracias por confiar en mi trabajo. Gracias a que me pediste que sea tu curadora pude conocer más de tu valía, de tus viajes por el mundo, y tus logros profesionales. Querida amiga compartir tantas vivencias contigo, fueron momentos de aprendizaje y alegría.
Estarás siempre en mi corazón, que hoy está roto; pero cada vez que recuerde nuestras risas juntas, se irá remendando.
Gracias por tu amistad, nunca te olvidaré. Te quiero mucho amiga mía.

Dios te tenga en su gloria y en el nombre del Perú: 

¡GRACIAS DOROTHEE RAGO!

Nos dejas un legado importante a través de tus libros, tus ilustraciones y tu arte. 

CECILIA ORE DE BENLLOCHPIQUER

03.02.2019

Como buenas artistas disfrutando de las fiestas temáticas.

Mi primera visita a su casa a la semana de conocernos