En un momento de mi vida tuve la certeza de que los ángeles sí existen. Sucedió durante un paseo en bicicleta en un desvío del camino a Huacachina en Ica. Vi un ángel real que apareció para mi protección y la de mi mejor amiga, ambas teníamos 14 años de edad . El ángel no tenía alas, ni blondos rizos, ni piel clara, tampoco una luminosa túnica blanca, pero fue un ángel salvador, que así como apareció, también desapareció sin nosotras encontrar explicación alguna. Solo puedo dar testimonio de que la advertencia que nos hizo el ángel evitó que dos niñas ingenuas lleguen, sin saberlo, a un lugar desolado, guarida de drogadictos y delincuentes. Mi proyecto no pretende afirmar que los ángeles son sólo personas buenas que ayudan a otros. Creo en ángeles, seres incorpóreos de luz que nos cuidan permanentemente. Pero me alienta más creer que cada ser terrenal puede hacer de este mundo, uno mejor, si sentimos que también podemos ser ángeles. El objetivo de la instalació...